top of page

Sobre la obra pictorica "las tentaciones de Jesús" de Botticelli


El 27 de octubre de 1480 Sandro Botticelli, junto con otros pintores florentinos, Domenico Ghirlandaio y Cosimo Rosselli, fueron a Roma, donde había sido llamado como parte del proyecto de reconciliación entre Lorenzo de' Medici de Florencia y el Papa Sixto IV. Los florentinos comenzaron a trabajar en la Capilla Sixtina en la primavera de 1481, junto con Pietro Perugino, que ya estaba allí.

El tema de la decoración fue un paralelismo entre las historias de Moisés y de Cristo, como un signo de continuidad entre el antiguo y el Nuevo Testamento. “Las pruebas de Moisés”, “Castigo de los rebeldes” y “Tentaciones de Cristo” son tres frescos renacentistas, que le correspondieron a Sandro Botticelli, ejecutado en 1480–1482 para la Capilla Sixtina. La escena de las tentaciones de Cristo representa a tres episodios de los Evangelios, en paralelo con la escena en la pared opuesta, también por Botticelli, mostrando la pruebas de Moisés.

Nos vamos a centrar en "Las tentaciones de Cristo" que es un fresco ( 345,5 x 555 cm. ) La pintura tiene un friso con la inscripción (similar al fresco) diciendo TEMPTATIO IESU CHRISTI LATORIS EVANGELICAE LEGIS ("las tentaciones de Cristo, que trae la ley Evangélica"



En la primera tentación, Jesús fue llevado por el Espíritu Santo al desierto para caer en la tentación. Después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre. Se acercó el diablo disfrazado Jesucristo encuentra al demonio, bajo la apariencia de un eremita o un peregrino, y le dice: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. A lo cual Él respondió: Escrito está: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”


Esta escena tradicionalmente se representa en el lugar de la tentación, o sea un monte de aprox. 366 m de altura, localizado a 11 km al noroeste de la ciudad de Jericó, en Cisjordania. lo que pinta Botticelli es una selva muy obscura y no el desierto del relato bíblico, el demonio vestido con un hábito que no alcanza a esconder las alas de murciélago y las patas de gallina y que se apoya sobre un bastón. Este disimulo evidencia la malicia del diablo, que se disfraza para engañar mejor.


Dice el Papa Francisco: "en la Biblia el desierto es el lugar donde Dios habla al corazón del hombre, y donde brota la respuesta de la oración, o sea, el desierto de la soledad, el corazón sin apego a otras cosas y solo, en esa soledad, se abre a la Palabra de Dios. Pero es también el lugar de la prueba y la tentación, donde el Tentador, aprovechando la fragilidad y las necesidades humanas, insinúa su voz engañosa, alternativa a la de Dios, una voz alternativa que te muestra otro camino, un camino de engaños"


"Las tres tentaciones que el diablo le presenta a Jesús señalan tres caminos. La primera es el camino de la avidez de posesión. Es siempre ésta la lógica insidiosa del diablo. Él parte de una natural y legítima necesidad de alimentarse, de vivir, de realizarse, para empujarnos a creer que todo ello es posible sin Dios e incluso más, contra Él”. (Papa Francisco, Angelus 10.03.2019)



En la segunda tentación, Satanás tienta a Jesús sobre un edificio diciéndole: «Si tú eres hijo de Dios, arrójate». El demonio está sobre lo alto del frontón de un templo y reta a Jesús a lanzarse al vuelo y ser salvado por los ángeles. El templo está inspirado en el hospital del "Santo Espíritu in Sassia", construcción de Sixto IV próxima al Vaticano.


"La segunda es “el camino de la gloria humana. El diablo dice: «Si te postras delante de mí y me adoras, todo esto será tuyo». Se puede perder toda la dignidad personal, dejarse corromper por los ídolos del dinero, del éxito y del poder, con tal de alcanzar la autoafirmación. Y se saborea la ebriedad de una alegría vacía que se desvanece muy rápido. Por eso, Jesús responde: «Sólo ante Dios el Señor te postrarás, y solamente a Él adorarás»" (Papa Francisco, Angelus 10.03.2019)



En la tercera tentación el diablo lo llevo a lo alto de un monte y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto será tuyo, si postrado me adoras. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás y sólo a él servirás.”


El demonio al caer desnudo desde una roca se desprende de la ropa de eremita y aparece el demonio, con garras, cola, y orejas de animal. Detrás de la figura de Cristo hay unos ángeles ante una mesa, preparando la Eucaristía.


"La tercera tentación consiste en “instrumentalizar a Dios para beneficio propio. Frente al diablo que, citando las Escrituras, lo invita a obtener de Dios un milagro espectacular, Jesús nuevamente se opone con la firme decisión de permanecer humilde y confiado delante del Padre: «Se ha dicho: ‘No pondrás a prueba al Señor, tu Dios’» (v. 12). De esta manera, rechaza la tentación quizás más sutil: la de querer “poner a Dios de nuestro lado”, pidiéndole gracias que en realidad sirven para satisfacer nuestro orgullo” (Papa Francisco, Angelus 10.03.2019)




Al acabar las tentaciones, el relato evangélico dice que "llegaron ángeles y le servían" (Mt 4, 11). Así lo representa el pintor



En el primer plano de la composición, se ve un rito de sacrificio, interpretado como oferta del leproso después de ser sanado por Cristo. En esta escena puede identificarse al sumo sacerdote con Moisés, visto que en la pared de enfrente están las escenas de su vida, y el joven con Cristo, que será él mismo sacrificado para redimir a toda la Humanidad.


En el centro al fondo, muestra un rito de sacrificio, que ha sido identificado como el realizado por el hombre leproso que había sido sanado por Jesús. En primer término el sumo sacerdote simboliza a Moisés, que transmite la ley, y el joven simboliza a Cristo, quien, según el Evangelio, también fue sacrificado para salvar a la humanidad. Esta escena eucarística está directamente relacionada con la imagen de primer plano en la que se presenta un sacrificio judío prefiguración de la celebración eucarística, que refuerza el mensaje del milagro de la transustanciación, que empezaba a ser cuestionado por las diversas reformas religiosas del siglo XVI.


Es evidente que esta obra de Botticelli gira también alrededor de la Eucaristía. Lo vemos también en el siguiente esquema:

Dado que tenía por objeto la decoración de estancias papales, cabe pensar que muchos de los retratados son prelados y familiares del papa, pues los rostros no siguen el mismo modelo, sino que están individualizados, como auténticos retratos. También hay alusiones directas al pontífice: a su nombre, Francesco della Rovere, aluden los robles pintados, y a su símbolo heráldico el traje azul oscuro con hojas de encina de oro que lleva el joven que, situado a la izquierda, de perfil, se levanta de un asiento de mármol.

Las figuras pintadas por Botticelli son escultóricas. Contribuye al modelado de las mismas el uso que hace de la luz. En cuanto a los colores que emplea en la pintura, son variados, pero en conjunto un poco apagados por la técnica al fresco.






61 visualizaciones

Entradas relacionadas

Ver todo
bottom of page