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La Inmaculada Concepción de la Virgen María en la historia y en el arte



La Inmaculada Concepción es un dogma de fe de la Iglesia Católica que se promulgó en el año 1854. Este dogma explica que María es la única persona en la historia de la humanidad que nació sin pecado original. Dios pensó en María para ser su Madre. Por eso le concede la gracia de nacer sin ningún tipo de mancha. Todos los demás nacemos con esa tendencia al pecado, que nos limpia el bautismo. Pero la Madre de Jesús no fue víctima de ese pecado original.


La Iglesia siempre creyó en la convicción de la concepción virginal de María que ha acompañado, desde los inicios de la fe, al pueblo cristiano. La proclamación de María como Madre de Dios en el Concilio de Éfeso contra la herejía nestoriana, recogía, de algún modo si bien no explícito, este convencimiento. Ni siquiera Lutero negó esa evidencia. Es más, en un Sermón en 1527 afirmaba: “Es dulce y piadoso creer que la infusión del alma de María se efectuó sin pecado original, de modo que en la mismísima infusión de su alma ella fue también purificada del pecado original y adornada con los dones de Dios, recibiendo un alma pura infundida por Dios; de modo que, desde el primer momento que ella comenzó a vivir fue libre de todo pecado.


España y el dogma inmaculista

El Papa Pío IX, el papa más duradero de la Historia afirmaría en 1857 que “fue España la nación que trabajó más que ninguna otra para que amaneciera el día de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María”.


Muchos siglos antes de que Carlos III hiciera aquella petición al papa, en el XI Concilio de Toledo, en pleno siglo VII, el rey visigodo Wamba ya ostentaba el título de “Defensor de la Purísima Concepción de María” y fue por él por lo que otros muchos monarcas en la Península Ibérica terminaron siendo devotos de la misma advocación, desde Fernando III el Santo, en Castilla, hasta Jaime I el Conquistador, en Aragón.


La cofradía que se conoce más antigua en nuestro país en honor de la Inmaculada fue creada en Gerona en 1330. En el siglo XVI, y empujadas tal vez por el empeño de los franciscanos, proliferaron ya muchas cofradías bajo la advocación de la “Pura y Limpia Concepción de María”, especialmente dedicadas a labores de asistencia social. Hay que recordar que Carlos I y su hijo Felipe II solían portar en los estandartes de sus campañas militares a la Inmaculada. El primer templo de todo el mundo que se dedicó a la Purísima Concepción se construyó en Huelva en 1515, aunque el terremoto de Lisboa de 1755 lo destruyó.


Especialmente en los siglos XVI-XVII viene la gran eclosión de la devoción a la Inmaculada Concepción en el arte, especialmente de la mano de pintores españoles o que trabajaban en España: Ribera, Tiepolo, Murillo, Zurbarán, El Greco, etc.

La Inmaculada Concepción de María es, sin lugar a dudas, uno de los temas más importantes de toda la pintura colonial en America, representando un 25% de las producciones pictóricas. Autores como Baltasar de Echave, Miguel de Santiago, Miguel Cabrera, etc.... El tema de la Inmaculada está presente hasta en los retratos coloniales, colgados en las habitaciones, como parte del escenario a la manera de imágenes de devoción.


Francisco Pacheco (1564-1644) es considerado como el maestro de la iconografía inmaculista, y ha influenciado a muchos otros pintores a la hora de representar la Inmaculada. Aunque el motivo también fue tratado por otros artistas como Francisco Herrera el Viejo que pintó una Virgen de la Inmaculada Concepción en la que la mayor parte de las imágenes alusivas a la pureza de María se sitúan en el paisaje inferior. En su obra Arte de la Pintura, Pacheco dictó las líneas maestras para la representación de la Inmaculada que encontramos en sus obras: una joven vestida con túnica blanca y manto azul, símbolos de pureza y eternidad respectivamente, coronada con doce estrellas (stellarium), la media luna hacia abajo y una serpiente a los pies simbolizando su dominio sobre el pecado. La figura de la Virgen, habría de estar rodeada por un resplandor oval de tonalidades áureas.


En estos años abundan los conocidos como Votos inmaculistas, con ejemplos como la Universidad de Toledo quien hizo dicho voto el 10 de diciembre de 1617, a ella le seguirían universidades de tanto calado como Salamanca (que jugó un importante papel en la petición ante el Papa de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción), Granada o Valladolid. Junto a estos votos universitarios, ciudades, algunas órdenes religiosas e incluso ciertas diócesis hispanas, realizaron este voto de defensa de la doctrina inmaculista que se traduciría en nuevas peticiones a Roma en favor de este dogma.


El milagro de la Batalla de Empel

¿Por qué se elige el 8 de diciembre para celebrar esta fiesta? Pues porque en la Batalla de Empel, el ejército español derrotó al bando enemigo gracias a un milagro de la Virgen. Fue durante la Guerra de los Ochenta Años en Flandes, en 1585.

Un tercio de la armada española combatían en la isla de Bommel, concretamente en el monte de Empel. Pero... ¿Qué sucedió aquella noche? Uno de los soldados del ejército español, mientras cavaba una trinchera, se encontró con una imagen de la Virgen. Una tabla flamenca que reflejaba la Inmaculada Concepción de María. Así que improvisaron un altar a la Virgen y se pusieron a rezar toda la noche. A la mañana siguiente, el agua se había congelado y el ejército pudo huir. Los españoles vencieron en Flandes una batalla que parecía perdida. Desde ese año, la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia. Actualmente la Inmaculada es la Patrona del Arma de Infantería del Ejercito español.



Los siglos XVIII y XIX vivirán momentos de altibajos en la expansión y fortaleza de la devoción a Nuestra Señora en el misterio de la Inmaculada Concepción.

El influjo de las ideas francesas, las guerras e invasiones sufridas en España supusieron problemas para muchas corporaciones, hermandades y congregaciones religiosas. Si bien Carlos II, con la aprobación de Clemente XIII, declaró en 1760 a la Virgen Inmaculada Santa Patrona de España y de todas sus posesiones y en 1800, extendió a todas las universidades de España la obligación de jurar la defensa de la Inmaculada Concepción.


Medio siglo más tarde, la definición dogmática de la Inmaculada en 1854, y las apariciones de la Virgen a Santa Bernardette Soubirous bajo este nombre, llevaría a una explosión de fervor a la Inmaculada en el siglo XIX en todo el orbe católico.



A modo de resumen gráfico presento 3 esquemas sobre la Inmaculada Concepción:








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